Desde hace un tiempo circula por internet la idea de que la luz azulada de los dispositivos electrónicos hace más difícil conciliar el sueño y que éste dure menos. Esta afirmación parece posible puesto que se sabe que la glándula del cerebro que segrega la hormona del sueño (la melatonina) se desactiva cuando le llega la señal a través del ojo de que hay luz en el exterior. Si quieres saber más sobre este mecanismo, puedes leer la introducción de este artículo
Recientemente, se ha publicado el resultado de un experimento a pequeña escala (lo que limita su trascendencia) pero muy bien diseñado que confirma la idea anterior y que nos debería reflexionar sobre si dejamos el móvil o la tablet en favor de la letra impresa, al menos al meternos en la cama. Se seleccionó a nueve personas (seis hombres y tres mujeres) de entre 18 y 30 años, excluyendo un amplio tipo de problemas de salud o de sueño. Durante la semana anterior al experimento se les pidió que respetasen un horario de sueño de 22:00 a 6:00, así como que no tomasen alcohol, cafeína, nicotina y medicamentos para que todos partieran de la misma situación de descanso.
Cada uno de los participantes durmió durante 14 días en una habitación del centro de investigación en condiciones de iluminación y ruido controladas para que fueran de baja intensidad. De forma aleatoria se les asignó que leyeran durante cinco noches en una tablets y cinco noches en papel o viceversa. Se les proporcionaba los medios de lectura en determinado momento y se realizaban test de somnolencia en ciertos momentos hasta que el sujeto decidía apagar la luz para irse a dormir. Lo más llamativo del estudio es que se midió directamente el nivel de melatonina en sangre a lo largo de cada tarde-noche extrayendo muestras a través de un catéter. También se realizó un estudio polisomnográfico (midiendo entre otras cosas la actividad cerebral, el ritmo cardíaco y la respiración) para determinar la fase de sueño en cada momento.
Los resultados del estudio fueron muy claros y contundentes: los sujetos elegían irse a dormir 31 minutos más tarde en promedio cuando leían en la tablet comparado con cuando leían sobre papel. Esto es coherente con la bajada muy apreciable en el % de supresión de la segregación de melatonina en los participantes que usaban la tablet y el ritmo circadiano (el que gobierna cuándo estamos dormidos y cuándo despiertos), que se les retrasaba. En cuanto a actividad cerebral, se daban algunas diferencias en favor de la lectura en papel, aunque no tan llamativas como las anteriores. Puedes encontrar el estudio completo en este enlace.
Por tanto, si te faltan horas de sueño puede que lo más razonable sea que dejes el móvil o la tablet un buen rato antes de que te vayas a dormir. Siempre puedes entretenerte con un buen libro.