En otro post os hablábamos de la personalización de colchones que es la opción ideal para conseguir el máximo ajuste entre estos soportes corporales y el usuario. Cuando no es posible esta solución óptima, podemos recurrir a productos con diseño estándar junto a complementos posturales ergonómicos.
Una de las opciones para mejorar la postura sentada es utilizar cojines especiales que permitan apoyar correctamente y de forma estable la pelvis al tiempo que reparten el peso para conseguir una distribución de presiones adecuada a la diferente capacidad de soportar fuerzas de cada zona de contacto.
Lo mismo se puede decir sobre mejorar la sensación de acogimiento del cuerpo por parte del colchón repartiendo mejor las presiones en la zona de contacto con el cuerpo. Si tenemos un buen colchón pero nos resulta demasiado firme es posible mejorar la percepción subjetiva mediante un topper, que es una colchoneta de espumación (normalmente viscoelástica) enfundada y con unas fijaciones al colchón para evitar que se mueva respecto a él.
También es posible ayudar a mantener una configuración de la espalda saludable mediante complementos posturales. La curvatura de la columna vertebral está adaptada para mantenernos erguidos. Para ello presenta una forma de «S» alargada, aunque es muy diferente entre unas personas y otras. Si queremos que la musculatura que mantiene las vértebras en su lugar pueda relajarse en determinados períodos (cuando nos sentamos, por ejemplo) hay que proporcionarle suficiente apoyo.
En el caso de que al respaldo de nuestra silla, sofá o asiento de coche le falta curvatura para adaptarse a la zona baja de la espalda, podemos utilizar un soporte lumbar. Solo deberemos tener la precaución de que la curvatura de este complemento esté bien diseñada, los materiales tengan la firmeza adecuada y que se pueda regular la altura a la que se sitúa.
Lo mismo sucede con la alineación de la cabeza con el tronco cuando estamos tumbados. Para que los músculos y tendones puedan recuperarse de las tensiones continuas que sufren para mantener la cabeza erguida, es preciso proporcionar a la cabeza el grado de elevación justo. En general, esto lo conseguimos mediante una almohada, si es posible eligiendo la talla más adecuada para nuestras dimensiones corporales, como os explicamos en este post y podéis comprobar en la familia de almohadas fit.
En otras ocasiones, como sucede cuando hacemos viajes largos o al estar sentados en el sofá cuando tendemos a dormirnos, necesitamos estabilizar la cabeza hacia los dos lados, por lo que los collarines viscoelásticos son la mejor solución. También en este caso son las dimensiones antropométricas (sobre todo la longitud del cuello) las que determinarán qué tipo de collarín cervical nos conviene más. En general es recomendable que el material sea muy adaptable y con un grado de firmeza suficiente para proporcionar el apoyo requerido.
Hablando del resto del cuerpo, hay un principio general en Ergonomía que establece que las articulaciones deberían encontrarse cerca de su posición neutra (específicamente dentro del tercio medio de su rango). Esto quiere decir que si la muñeca puede flexionarse 90º y extenderse -90º, la posición neutra estaría entre los 15º y los -15º. Las muñequeras ARKMOR son un ejemplo de complemento postural que ayuda a reducir la extensión de muñeca para reducir las molestias asociadas a tareas repetitivas con el ratón del ordenador.
Finalmente, existen complementos posturales multiusos para otras articulaciones, como por ejemplo un rodillo postural que permite separar las piernas situándolo entre las rodillas mientras estamos tumbados de lado. Con esto logramos liberar tensión en la musculatura de la pelvis y facilitar la relajación de todo el cuerpo. El mismo rodillo lo podemos colocar debajo de los tobillos para elevar las piernas respecto al cuerpo y favorecer así el retorno venoso.