La importancia de usar un buen calzado es básica para evitar el dolor de espalda ocasionado por su uso repetido en el tiempo.

El dolor de espalda que tiene origen en el uso de calzado inadecuado es más común de lo que generalmente pensamos y, además, no siempre es detectable por el especialista, pues al acudir a la consulta con el médico no solemos llevar esos tacones de altura vertiginosa con los que nos torturamos, a veces a diario o, en los mejores casos, en ocasiones especiales, en un intento de estilizar con su altura nuestra silueta.

Cuando permanecemos de pie, a nuestro cuerpo no le cuesta un gran esfuerzo adicional mantener esta postura, ya que hace miles de años que es nuestra posición natural. Si nos observamos bien, podemos percibir un cierto balanceo de nuestro cuerpo, que corregimos inconscientemente con los músculos de las pantorrillas y las espinillas, verdaderos expertos en mantenernos en equilibrio y no dejar que nos caigamos.

A continuación, analizamos los distintos tipos de calzado, así como las ventajas e inconvenientes que presentan algunos de ellos:

  • En primer lugar, tratamos la amplitud o el ancho del calzado: los zapatos deben ser lo suficientemente amplios para que los dedos no estén oprimidos, ni mucho menos amontonados.
  • En segundo lugar, hablamos sobre la altura del tacón. Los zapatos de tacón alto pueden causar molestias y dolor de espalda, pero este también lo pueden producir unos zapatos demasiado planos.

Los tacones excesivamente altos hacen que los dedos y el antepié (parte anterior del pie) soporten todo nuestro peso corporal, lo que puede ocasionar dolor y desgaste en las articulaciones. Con el aumento de la altura entre los talones y el suelo, el peso se desplaza hacia delante, lo que produce efectos en la columna como un aumento de la lordosis (curva inferior de la columna), favoreciendo la aparición de dolores lumbares, sobre todo al estar mucho tiempo de pie de forma estática. Todo esto puede hacer que se agraven las dolencias de las rodillas, los juanetes y las, con razón, temidas varices.

Dejemos, por tanto, los zapatos de tacón alto para ocasiones excepcionales, para lucirlos como si de la mejor joya se tratara.

Por el contrario, como comentábamos antes, también es contraproducente llevar un zapato demasiado plano. El tamaño de tacón ideal debe estar entre 1,5 y 3 centímetros, y el zapato debe tener una anchura que abarque todo el talón para evitar que sufra el talón de Aquiles.

Por último, el uso de las zapatillas de deporte, otro tipo de calzado de uso muy común, que hoy en día utilizan tanto jóvenes como mayores. En este caso podemos hacer una reflexión: ¿estamos gastando por igual toda la suela de la zapatilla? Si no lo hemos hecho antes, podemos observar, antes de comprar unas zapatillas nuevas, qué parte de la suela utilizamos más, ya que se trata de un dato muy importante que debemos explicar al vendedor para que nos aconseje un modelo reforzado en esta parte y paliar, de esta forma y en la medida de lo posible, este pequeño defecto.

Además, debemos tener en cuenta que, con el deporte los pies se agrandan y, por tanto, las zapatillas deberán ser lo suficientemente holgadas para que nos permitan mover los dedos y la suela debe poder doblarse fácilmente, nunca ser rígida.

Por supuesto, lo bonito no debe estar reñido con lo cómodo y lo adecuado. Por eso, ¡en nuestras manos esta encontrar la justa medida para evitar el dolor de espalda!

Si quieres saber más sobre dolor de espalda y cómo puedes mejorarlo a través del descanso, consúltanos sin compromiso. Estaremos encantados de atenderte.

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